No hay pecado humano más antiguo que la desobediencia, desde Adán y Eva hasta hoy, me parece que me quedé corto, hasta mañana y pasado y pasado… tampoco hay pecado sin consecuencia…
INTRODUCCIÓN
En Génesis Dios dijo: sea…. Y así como dijo fue hecho. Pero cuando Dios dijo a Adán y Eva, del fruto de aquel árbol no comerás, es la primera vez que lo que Dios dijo no se hizo… es difícil tomar conciencia de esto, es el hombre tratando de doblarle el brazo a Dios, así como Lucifer lo intentó ser más que Dios y ya sabemos como terminó la historia. Por su puesto que Dios no deja de ser omnipotente porque el hombre lo desobedezca, muy por el contrario, Dios es más Dios, y el hombre simplemente muestra sus debilidades.
Es por eso que Pablo escribe:
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades.
2 Corintios 12:9
Cuando más débiles somos más cerca está Dios nuestro padre, para extendernos su mano poderosa. En cuanto más humanos somos con nuestras propias debilidades, más necesitamos de Dios. Su gracia nos basta, si Dios es suficiente para nosotros, ¿qué más necesitamos?
DESARROLLO
Los que somos padres sabemos que nuestros hijos a veces no hacen caso a lo que le decimos, el amor de padres hace que nuestros consejos sean solo para el bien de ellos, -y en cuanto no obedecen- tienen consecuencias. Como padres nos duele la desobediencia, pero mucho más nos duele las consecuencias que nuestros hijos pagan por esa desobediencia. Al parecer la desobediencia es algo propio del ser humano, es más, es lo que nos hace humanos. No olvidemos que Adán y Eva fueron hechos a semejanza de Dios. Inmortales, entre otras cosas, pero por el pecado de la desobediencia llegó la muerte a este mundo -o nos hizo caer en este mundo- digo esto ya que algunos teólogos concluyen que el Eden no era en la tierra, no es un lugar físico, sino espiritual. Sería como el lugar donde pasaremos la eternidad, en la presencia de Dios, con todo lo que él preparó para nosotros, es decir, volveremos a ser semejantes a Dios y habitaremos en comunión intima con él como lo era en el principio. Mas allá de esta forma de interpretar la biblia, sabemos que: Si la desobediencia es lo que nos separó de Dios, la obediencia es lo que nos acerca, no porque Dios nos necesite a nosotros, sino porque como dijimos, nosotros necesitamos de él.
En la obediencia está la bendición.
En Deuteronomio 28 Dios nos habla de las bendiciones de la obediencia:
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también el señor tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz delseñor tu Dios.
Y luego enumera decenas de bendiciones para los que obedecen, así como también maldiciones para los que no lo hacen.
Cuando estamos en obediencia, estamos en bendición, pues todo lo que Él dice es para nuestro bien.
Bendición es decir el bien, Dios habla bien de nosotros, proclama el bien, en consecuencia nuestro testimonio hablara bien de nosotros, puesto que la bendición de Dios no pasa desapercibida.
Una vez tres hermanos que habitaban en una pequeña aldea fueron llevados por Dios a una colina cercana frente a tres grandes rocas; y Dios les ordenó a cada uno que empuje la una roca hasta moverla de su lugar. El primero le preguntó: ¿por qué debo mover la roca? Pero como Dios le había hablado, se quedó pensando que debía al menos intentarlo. El segundo, también escucho la voz de Dios pero hizo su propia interpretación, tal vez Dios no estaba hablando literalmente, pero al ver que sus hermanos se disponían a hacer caso de lo mandado, decidió también intentarlo.
El tercero, el menor de ellos, aunque no encontraba el sentido de mover la roca, decidió obedecer sin cuestionarlo.
Al día siguiente sin dudarlo, se levantaron temprano y se aprestaron hacia las rocas.
El primero empujo con todas sus fuerzas, lo intentó una y otra vez pero no pasaba absolutamente nada.
El segundo, también lo intentó copiando a sus hermanos pero al ver que la gran roca no se movía, decidió ir por sus herramientas, al regresar por la tarde se dio cuenta que aunque comience a golpear las rocas con su pico, el sol el sol caería pronto y no podría hacerlo, entonces regresó a su casa.
El tercer hermano, el menor de los tres, empujo la roca desde la mañana a la noche, la roca no se movió ni un milímetro, cansado y un poco desanimado, volvió a su casa.
Al día siguiente, el primero intento nuevamente mover la roca, el sol del mediodía arreciaba y las fuerzas flaqueaban, entonces desistió y volvió a su casa renegando de Dios.
El segundo, tomó su pico y comenzó a golpear la roca, y descubrió que aunque la roca era grande, con ayuda de las herramientas, podía romperla y dispersar los pedazos, si bien le llevaba esfuerzo, no era tanto como para no poder lograrlo.
El tercero volvió a empujar la roca durante todo el día sin éxito. Este, al regresar a la noche, se encontró con sus hermanos, quienes no hicieron mas que renegar de Dios, el primero diciendo cosas como: Si Dios sabe que no podemos porque nos pone está prueba, o para qué voy a mover esa roca si ahí no le molesta a nadie. El segundo dijo: si a Dios le molesta esa roca yo con mi sabiduría y mis herramientas podré eliminarla. Y mirando al tercero le decían: estás loco si piensas que empujando vas a mover esa roca, más este desestimó lo que sus hermanos hablaban, ya que estaba decidido a continuar cada día empujando la roca por obediencia a Dios.
Al tercer día, el primero se quedó en su casa alegando que debía atender las tareas diarias.
El segundo fue temprano a romper la roca y de a poco fue deshaciéndola y esparciendo los pedazos en la ladera de la colina.
Y el tercero, ya no sabemos si por obediencia o por testarudo, pero seguía empujando de la mañana a la noche.
A los pocos días el primero solo se dedicaba al descanso, el segundo ya había casi había acabado con la roca y dispersado en miles de pedazos en la ladera, pero el tercero aun seguía empujando.
Para ese entonces, ya se había corrido la voz y venían desde otros lugares a ver como este hombre empujaba la roca durante todo el día, por su puesto no venían a alentarlo, sino a burlarse. Le decían cosas irreproducibles y por momentos parecía desmayar, pero algo en su interior le decía, si Dios dijo que mueva la roca lo voy a seguir intentando.
Y fueron pasando los días pero la roca no se movía, cada vez las burlas crecían más,
paso el invierno y el verano, lluvia, frio y calor, pero nada lo detuvo, hasta que un día, al ver que no lograba su propósito, se preguntó ¿qué es lo que quiere Dios con esto?. Aunque parezca increíble, no se lo había preguntado antes, entonces esa mañana -como todas- se paró frente a la roca e intentó una vez más moverla, al no lograrlo decidió preguntarle a Dios ¿Cual es el propósito de esto?
Dios le dijo: el propósito esta logrado, ya puedes dejar de intentarlo.
El, al saber que la roca no se había movido ni un milímetro, estaba aun más confundido.
Detengámonos un segundo aquí, pensemos cual de estos 3 seríamos, no quisiéramos ser el primero, ya que no logró nada, tal vez hubiésemos tomado la decisión del segundo, ¿o realmente usted cree que seguiría empujando como el hermano menor?
Veamos como sigue esta historia…
Tiempo más tarde; un gran terremoto azotó la región. Los pedazos de roca que esparció el segundo hermano estaban en la ladera y con el temblor generaron un gran derrumbe en la montaña arrasando con todo a su paso. La casa donde vivían estos hermanos se sacudió, una gran viga se desplomó sobre ellos. El hermano menor con la gran fuerza que había desarrollado pudo sostenerla y salvar su vida y la de sus hermanos.
Al saber el dueño de las tierras sobre este hombre, inmediatamente mandó a buscarlo para ayudar, puesto que se había vuelto tan fuerte que con su ayuda, casi sin hacer esfuerzo, se salvaron muchas vidas, incluso de los que se burlaron de él. Estos mismos hombres rescatados, incluyendo los hermanos ahora debían ayudar a la reconstrucción, pero por su debilidad, todo era mucho más cansador, y cada día que intentaban reconstruir la aldea era un suplicio. El hacendado nombró al hermano menor alcalde, puso bajo su mando a todos los hombres que habitaban el lugar y le otorgó la posesión de muchas tierras.
CONCLUSIONES
Pasado todo esto este hombre le dijo a Dios, ahora entiendo el propósito, mover la roca era para que obtenga fuerza y pueda salvar a muchos.
Dios le dijo:
Mi propósito es mucho más alto. Mírate, tus brazos y piernas son fuertes, tu piel es resistente a las condiciones climáticas, no te has enfermado ya que tus defensas son altas, tienes una fuerza física mayor a la de todos en tus alrededores. Pero tu mayor fortaleza no es la física, pudiste soportar la adversidad aun cuando no tenías explicación de porqué la estabas atravesando. Eres un hombre confiable, incorruptible, persistente, valiente, leal, tan inconmovible como esa la roca que intentabas mover.
Volviendo a pensar ¿Cuál de estos tres hermanos seremos?
– ¿El que ante la primera dificultad abandona la tarea y luego no tiene herramientas para enfrentar sus dificultades, ni mucho menos para ayudar a los demás?
– ¿El que intenta en sus propias fuerzas y con su limitada sabiduría humana, hacer las cosas por un camino mas fácil que el que Dios le indicó, pero finalmente las consecuencias fueron una mayor destrucción?. A quien Dios le dijo, mueve la roca, no despedázala.
– ¿Ó seremos el menor? que se tomó de lo que Dios le dijo y no se movió de ahí, trabajo incansablemente por lo que Dios le pidió y por su perseverancia obtuvo la recompensa. Que en su obediencia no solo obtuvo herramientas para enfrentar las dificultades, sino que también dejó a Dios trabajar en su carácter y se volvió una mejor persona para él y para los demás.
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